jueves, 6 de noviembre de 2014

MARTÍN CHAMBI: FOTOGRAFÍA INDÍGENA

Desde su estudio en Cusco, Martín Chambi no solo capturó su realidad: se convirtió en un genuino generador de cultura mucho más allá de la anécdota de ser el primer fotógrafo indígena de la historia.
Martín Chambi  registró durante media centuria la arquitectura peruana, su sociedad plurivalente, los paisajes andinos y la majestuosa ciudadela inca de Machu Picchu. Su pericia técnica aparejada a un profundo sentido estético le llevaron a crear algunas de las imágenes más importantes de la fotografía latinoamericana del siglo XX.
“Físicamente, un ejemplar autóctono, menudo, de pómulos salientes, de mentón vigoroso, de cabellos abundantes y lacios. Espiritualmente, un hombre culto de temperamento artístico, sencillo y cordial, con la sencillez de las magnas piedras incaicas y la cordialidad de los soleados campos andinos.”[1] Así describía José Uriel García al fotógrafo peruano Martín Chambi.

I. Primeros pasos fotográficos

Martín Jerónimo Chambi Jiménez nació en 1891 en Coaza, Provincia de Carabaya en el sureste peruano y al norte del célebre Lago Titicaca. Sus padres hablaban quechua y eran campesinos. Como la mayoría de los americanos originarios de los Andes centrales conformaban una familia trabajadora.
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Martín comenzó a trabajar en las minas de oro en Carabaya a edad temprana. La pobreza no era la única razón por la cual el adolescente formaba parte de las cuadrillas de trabajo en la Santo Domingo Mining Co., pues ya en el Tahuantinsuyu, todo mundo estaba obligado a prestar sumita, o fuerza de trabajo, a favor del estado regido por elSapa-Inca. Así es que hombres, mujeres y niños, según su capacidad, contribuían desde antiguo al bien común con su trabajo.
Martin_Chambi_oenf_8Hubo un hecho singular que transformó la vida de Martín Chambi: A los catorce años, en la mina se topó con la fotografía. Un ingeniero encargado de la documentación gráfica de los yacimientos  obtenía imágenes con un extraño y voluminoso artefacto. La cámara y el proceso fotográfico hechizaron al muchacho: eso era a lo que deseaba dedicarse para el resto de sus días.
Durante dos años recolectó pacientemente pepitas de oro que se depositaban debido a las lluvias en la boca de la mina y cuando tuvo un frasco lleno le pidió a su padre que le permitiera aprender fotografía; el oro serviría para pagar sus gastos como aprendiz.

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